Flor de luna,
me sacaste un ojo
con tu soberbia
impunidad.
Llovió esa noche,
no amanece,
no refresca.
Seguimos aquí
sentados,
nulos,
con la sequía en el
alma,
con las garras curvas
y con las siluetas
desdibujadas.
Esperamos con ansias
la redención
de mis (tus) culpas.
El reloj camina cojo…
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